-ANÓNIMO

Anónimo (1993) es una tabla que simula ser una anunciación del gótico, sobre la cual alguien sin nombre ha retratado a una muchacha desnuda. Las palabras que podemos leer aquí son Dominus tecum (el señor es contigo) en la filacteria del Arcángel Gabriel. Ahora, si nos fijamos en la relación que puede haber entre ese cuadro envejecido con la joven pintada encima, notamos una similitud entre ella y la virgen María de detrás. Es como si la misma joven hubiera servido de modelo a dos pintores diferentes; pero no, la modelo sirve a dos técnicas empleadas por el mismo pintor. Sabemos la autoría de este cuadro, pero pensemos por un momento que no lo ha pintado Valls, ya que él juega a ser el anónimo que, por tanto, nadie conoce; y además, está claro que si un pintor hubiera osado crear algo así en la Europa medieval, jamás habría firmado su obra. Volvamos a la modelo (ficticia, aquí entre nosotros). Valls juega el papel del desconocido, y la modelo interpreta a la madre de Cristo. En el lozano retrato, en donde la joven sale desnuda, vemos una actitud provocativa, seductora ante el pintor y el espectador. Tiene un aire fresco y sensual en su rostro. Es la mujer sin tapujos, la que juega a no fingir; ya no la cándida y pura del fondo. Esto es un planteamiento de la visión que tuviera Shakespeare del mundo como un gran teatro, en donde todos somos actores y en donde cada uno juega su papel, de acuerdo a las circunstancias. La rectitud y sensatez que exige el mundo exterior se enfrenta a la persona que no concilia con las normas, la que decide no seguir un rol concreto, ya sea en la intimidad o públicamente. Si determina romper las reglas frente al mundo, no tendrá más que asumir su mala reputación de actor mediocre.
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